La neuroplasticidad
cerebral es muy importante en el desarrollo humano y en la infancia da mayores
consecuencias positivas en la vida y la sociedad, su conocimiento y aportes
pueden ayudar a los niños a mejor manejo de emociones, capacidad de adaptarse
en tiempo y espacio, además de aportar en la inteligencia de los niños.
El uso del desarrollo de neuroplasticidad es muy beneficioso y de ayuda en la educación, es una herramienta clave para trabajar con los niños de necesidades especiales y tiene muchos aportes para la población en general.
Es la capacidad del cerebro para reorganizarse formando nuevas conexiones neuronales. Capacidad del sistema nervioso para modificar su estructura y funcionamiento. Estos cambios se producen por la interacción con el entorno y tienen lugar durante las diferentes etapas del desarrollo.
La plasticidad cerebral es mayor en las etapas iniciales del desarrollo, sobre todo en la infancia. Los cambios en el cerebro de los niños se producen continuamente con cada nueva experiencia. Durante esta etapa tienen lugar varios procesos de crecimiento neuronal que ocurren por ciclos. En estos “periodos críticos” se produce un gran desarrollo de las neuronas y sus conexiones, facilitando al niño la interacción con el entorno y el aprendizaje de este con el menor esfuerzo.
Las conexiones neuronales que se dan durante los primeros años de vida son, aproximadamente, el doble que en la etapa adulta. Conforme el niño va creciendo tiene lugar un proceso denominado “poda sináptica” que consiste en la eliminación de este exceso de sinapsis. Posteriormente comenzarán a establecerse conexiones y patrones únicos en cada persona.
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El cerebro cambia constantemente en respuesta a nuestras
experiencias, y la neuroplasticidad es el mecanismo que permite estos cambios.
Éstos pueden ser a corto plazo, como cuando aprendemos una nueva ruta al
trabajo, o pueden ser a largo plazo, como cuando aprendemos un nuevo idioma.
La neuroplasticidad es un factor muy importante en el
desarrollo cognitivo durante la niñez y la adolescencia, cuando el cerebro
crece y cambia de manera más importante.
Ser expuestos a situaciones de estrés o ansiedad puede dar lugar a una neuroplasticidad desadaptativa, aumentando el riesgo de trastornos emocionales, de conducta, mentales o déficits cognitivos.
Los signos que aparecen en niños expuestos a situaciones de estrés pueden variar en función de la edad. Por ejemplo, en edades más tempranas los signos más comunes que podemos observar son baja autonomía, dependencia del adulto, regresión a conductas más infantiles, temores, pesadillas, rabietas, llantos, irritabilidad, etc.
También tienen lugar cambios en los patrones de sueño y/o
alimentación, sentimientos de tristeza, apatía, frustración o culpa,
hiperactividad o hipoactividad, dificultades atencionales y para concentrase,
impulsividad, conductas desafiantes, somatizaciones, ansiedad, etc.
Si bien nunca se es demasiado mayor para aprender, los primeros cinco años de vida son fundamentales para el desarrollo neurológico. Durante este tiempo, el cerebro se desarrolla a gran velocidad, lo que lo convierte en el momento ideal para aprovechar la neuroplasticidad.
Posibilita la mejora de cualquier alumno y niños con necesidades especiales en concreto, puede actuar como mecanismo compensatorio en trastornos del aprendizaje como: la dislexia y el déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Por este motivo, si un niño/a presenta dificultades atencionales, motoras, de lenguaje, del control inhibitorio, etc. ya sean por causas madurativas o por algún tipo de daño, es muy importante comenzar con la estimulación o rehabilitación de dichas funciones de la forma más temprana posible.
El juego interactivo entre la herencia y el ambiente en el desarrollo de los sujetos constituye uno de los lugares comunes del conocimiento pedagógico. Muchos autores y muy diferentes enfoques biológicos, psicológicos y pedagógicos han participado en la controversia del peso que herencia y ambiente juegan en el desarrollo de los seres vivos. Para la educación ha sido, también, un debate clásico, bien entendido que cuanto mayor peso se atribuya a la herencia menos espacio de influencia nos corresponde a los educadores. Afortunadamente, las neurociencias han proyectado nueva luz sobre esta relación, destacando la importancia de los estímulos externos en la configuración de las sinapsis cerebrales y la enorme importancia de las experiencias de los sujetos a la hora de construir sus redes neuronales. Para la educación esto ha supuesto un cambio de paradigma al poner en el foco de nuestra actuación no tanto el transmitir nociones (enseñar) cuanto el construir ambientes de aprendizaje ricos en estímulos y emocionalmente amigables.
Es de suma importancia para los padres y docentes el conocimiento sobre como fortalecer la neuroplasticidad en los niños de la primera infancia, a fin de que puedan aplicar de manera adecuada los roles correspondientes durante el desarrollo de los niños, lo que coinciden con el desarrollo cualitativo y cuantitativo de las neuronas, que se inician desde la tercera semana de gestación, progresando paulatinamente después del nacimiento.
La neuroplasticidad cerebral durante la primera infancia es
de suma importancia porque permite la formación de las redes neurales y las
sinapsis en condiciones reguladas y adecuadas para el proceso del aprendizaje.
El aprendizaje significativo en el infante depende de los estímulos, de las
emociones positivas, del descubrir y sobrellevar cualquier dificultad,
matizando y mejorando el aprendizaje, que también depende de la salud,
nutricional, vacunas, sueño, entorno, genética y otros factores importantes que
hacen posible el desarrollo integral del infante.
